Cuerpo, Consciencia y Experiencia

"Nuestra cultura nos enseña a vivir la mayoría del tiempo en nuestra mente, no en nuestro cuerpo"   (C.E. Normandi, C. E.;  Roark. L., 1988) ¿Has alguna vez intentado hacer el balance de tu chequera o resolver un crucigrama usando las sensaciones de tu estómago?   Sería ridículo siquiera pensarlo.  Nuestra razonamiento lógico es el que nos permite resolver estas situaciones. De hecho, este razonamiento parte del neocortex cerebral que es la parte que nos distingue de los animales, y realiza evaluaciones, juicios y razonamientos con el fin de tomar decisiones, sin embargo no tan útil para todo.   Tenemos otro nivel mucho más primitivo de "razonamiento" el cual compartimos con los animales y  parte de nuestras sensaciones corporales: nuestro "sí mismo corpóreo"  este tiene un camino neuronal completamente distinto, no pasa por el sistema evaluatorio del neocortex cerebral y según investigaciones realizadas (Farb, N. et al. 2007) está directamente

ESTE CUERPO ES MIO   Naomi Wolf, en su libro "The Beauty Myth" dice que las mujeres tenemos muy poca privacía física ya que cada cambio y fluctuación es públicamente observado, juzgado y discutido.   A esto l e añadiría: sobre todo cuando tienes sobre peso.  Aparte que esta falta de privacía no es exclusiva de las mujeres.  Pareciera que si nuestro cuerpo no cumple con los requerimientos impuestos por la forma y la talla pasa a ser del dominio público.  Los comentarios más socorridos pueden ser:  "¡Qué bien te verías con unos kilos menos!"  "Es una lástima que con tu cara tan bonita"  (En otras palabras mi cuerpo esta echando a perder mi cara).  Hay uno que me encanta y es:  "No sé si te has dado cuenta, pero has engordado".  A ese me dan ganas de contestar:  "¡Ah!  será por eso que mi ropa no me cierra".  ¡Gracias, por fin resolví el misterio!    No es necesario que nadie nos diga cuál es el estado de nuestro cuerpo, lo sabe

¿Cuál es tu estilo: Restrictivo o Permisivo?  Por muchos años hice cualquier cantidad de dietas: la del plátano con leche, la de la luna, la de los trece días, etc.  Recuerdo haber comido una cantidad enorme de huevos cocidos (guácala) toronjas, y lechuga sólo con limón. El vivir a dieta era mi forma de vida, claro que luego empezó el desorden alimenticio y ésa empezó a ser mi forma de vida.  En otras palabras me la vivía restringiéndome.  En el Taller Razones de Peso hago hincapié en la restricción y en sus efectos adversos.  Sin embargo, una amiga me hizo notar que:  "no todas nos restringimos, muchas llevamos años sin hacer una dieta".  Esto me sonó familiar, busqué el libro de Geneen Roth, "Women Food and God" y encontré que ella hizo el mismo descubrimiento:  " Cuando dejé de hacer dietas , asumí que todos los comedores compulsivos querían reglas, guías, hasta que se rebelaban contra ellas y entonces se atracaban, hasta que mi dietista (....) me dijo