DE VICTIMA A CREADOR DE LAS CIRCUNSTANCIAS



                                 "Trapped"  autor:   h.koppdelaney  

  Hoy leí un artículo que me llamó la atención en PsychCentral 
http://blogs.psychcentral.com/nlp/2013/09/reology-overwhelmed-life/   
Habla de la manera en que nos pensamos como víctimas en el día a día y qué consecuencias trae eso en nuestras vidas. 
  
   Me quedé pensando en todas las veces que yo me siento víctima. Por ejemplo: Un coche se me cierra o me toca el claxón, yo inmediatamente pienso: ¡Que horrible es manejar en esta ciudad llena de personas sin cultura vial! ¡¿Qué quiere, que atropelle al peatón al que le cedí el paso?! ¡Deberían prohibirle manejar a estas personas! -  Todo este pensamiento me deja agotada, enojada y con ganas de no volverme a poner en el volante e irme a vivir a un bosque encantado donde no haya coches, ni civilización, ni personas...   Mi proceso es:  me siento atacada  -  yo soy una víctima de las circunstancias - me aíslo (sólo en el pensamiento, no he podido mudarme al bosque) - dejo de estar en el presente y sigo manejando el coche completamente ausente sin darme cuenta que han pasado 30 coches que no me han sonado el claxon, incluso uno me cedió el paso.    

   Cuando batallaba contra mi cuerpo me pasaba lo mismo:  era víctima de los 5 o 6 mensajes negativos que recibí, e ignoraba los otros 50 positivos que recibía día con día. Simplemente no los dejaba entrar. Hay algo morbosamente placentero en ser la víctima: "la pobre gorda que no va a ser feliz, encontrar pareja, ser reconocida, aceptada, hasta que no baje de peso".   Cuando no había nadie que me lo recordara, me lo recordaba yo, constantemente repitiéndome casi como mantra:  "Nadie quiere a los gordos" "Debería darte vergüenza"  "Qué asco de piernas" "Si te comes eso eres una cerda" y otras linduras por el estilo.   Me sucedió algo parecido al Síndrome de Estocolmo.   Acabé  identificándome con los victimarios, les di tanto poder que me convertí yo en mi propia victimaria - víctima.  Ya no necesitaba nadie que me lo dijera, yo era mi peor juez.  Tenía la secreta fantasía de que si yo me lo decía antes que los demás iba a estar preparada para cuando las agresiones vinieran de afuera.  No podían lastimarme si yo me lastimaba más primero. Por el contrario, confirmarían lo que yo tanto me decía.

   Este tipo de pensamiento me servía para varias cosas:  para sentirme protegida como arriba lo mencioné, para impulsarme a buscar soluciones en nuevas dietas, programas de ejercicios, etc.; y para mandarlo todo a volar cuando no funcionaba la dieta, programa de ejercicios, etc. e irme a atracar de comida y así confirmar mi inutilidad, mi impotencia y perpetuarme en mi papel de víctima, hasta que la tortura que me autoinflingía me llevaba a empezar de nuevo con el ciclo:  víctima - victimario y salvador, para volver otra vez a la víctima,  y así...

   En el consultorio y en los grupos de taller he visto personas que viven con este mismo pensamiento tan dañino.   El ciclo victimario - víctima interna es tan fuerte que ya no necesitan a nadie que se los recuerde.   A pesar de que su entorno les puede brindar otro tipo de mensajes, no los ven.  Únicamente les hace figura los mensajes negativos hacia ellas y su cuerpo.   Aunado a esto, los mensajes que recibimos a diario por los medios son lo ideal para reforzar este ciclo:  "¡Baja de peso y te verás estupenda!" "Todo lo que ganarás cuando pierdas peso", etc.   

   El artículo que mencioné anteriormente sugiere que para romper este ciclo podemos  visualizarnos como creadores de nuestra realidad, no meramente como víctima de las circunstancias.  Reforzando esto, yo añadiría que al sentirnos víctimas construimos una realidad a partir de ese pensamiento.  Compruébalo por ti mismo.  Repíte todos los pensamientos que te hacen sentir como una víctima de las circunstancias.  Cada quien tiene los suyos.  Los míos son:  "Lo hago muy mal", "No soy suficiente",  "Quiero irme a vivir al bosque sola",  y registra qué pasa cuando te dices esto.  ¿Cómo es la energía de tu cuerpo?  ¿Cómo es tu respiración?  ¿Cómo es tu postura?  ¿Qué te dan ganas de hacer?     Registra tus sensaciones.     
Desde esta posición ¿Qué te permites hacer?  ¿De qué te sirve estar en este estado?  ¿Cómo reacciona tu entorno cuando tú estás así?  ¿Quienes y cómo te salvan?   ¿Qué haces una vez iniciado el ciclo? 

¿Puedes darte cuenta de qué te pasa y para qué te sirve el estado de víctima?

¿Qué te gustaría hacer diferente?

   Te invito a que por un día hagas el siguiente experimento.

 1.  Cuando te caches en estado de víctima, repite "Esto lo estoy creando yo a partir de un mensaje del exterior"  y ve qué sucede, explora qué otro tipo de creaciones o construcciones puedes hacer con el mismo mensaje.  Ensaya con varias y checa qué cambia en ti cuando cambias la perspectiva de las cosas.  

   Por ejemplo:  ante una mirada que te parece desaprobatoria, pregúntate qué te hizo pensar que tenía tal intención.  Puede ser que te haya visto de arriba a abajo con los ojos entrecerrados.  Ahora a partir de eso construye diferentes escenarios:
-  Entrecerró los ojos porque no ve bien o porque estaba a contraluz
-  Me observó de arriba a abajo porque le gustó mi ropa.
-  Estaba leyendo el letrero que estaba detrás de mi,  no me estaba viendo a mi.
-   Etc...

Ve que eso que viste puede significar varias cosas.   Si confías en la persona puedes incluso preguntarle qué le sucedió cuando te miro y confirmar o descartar tus sospechas.

2.  Cuando hagas el experimento anterior te darás cuenta de que muchas veces vemos "moros con tranchete".   Sin embargo,  también existirán personas que te dirán cosas negativas o que te harán sentir mal con sus comentarios.    En vez de darles el poder busca evitarlas (si es posible), o bien encuentra la manera de desarrollar una barrera ante sus comentarios.  A  tus seres queridos que sabes que lo hacen con la intención de ayudarte explícales que no quieres recibir retroalimentación sobre tu cuerpo y tu forma de comer, comparte cómo te afectan sus comentarios bienintencionados e invítalos a ayudarte reconociendo tus áreas de fortaleza, para que en ellas encuentres la energía que necesitas para cuidarte y hacer cosas por ti mismo. Tú también sigue esa recomendación. Muchas veces invitamos a otros a opinar sobre un asunto cuando nos quejamos constantemente de éste frente a ellos.

3.  Conviértete en un investigador: Todos los días estamos expuestos a una variedad infinita de estímulos de todos estos puedes encontrar otro tipo de indicadores en tu entorno,  pon la atención en las personas, circunstancias  o mensajes que refuerzan tu fuerza, tu autoestima y tu valía.   Ve si cambia algo en tu energía cuando haces esto.

3.  Si esto te resulta muy difícil o imposible puedes animarte a trabajar con un terapeuta que te ayude a desenredar los nudos que te atan al estado de víctima.

Cuéntame cómo resultó este experimento.

Si te gustó el blog puedes suscribirte en la pestaña superior derecha.

Imagen: Trapped de h.koppdelaney  sacada de  Flickr  

Comentarios

Entradas populares de este blog

Me siento ... ¿gorda?

Diferencias entre Dieta y Plan Alimenticio.

EL CORAZÓN NO CONOCE DE RAZONES... Y EL ESTÓMAGO NO SABE MATEMÁTICAS