Me siento ... ¿gorda?

¡Me siento gorda!



Así decía muchos días, no tenía que ver con mi estado corporal, tampoco con lo que había comido.   Se manifestaba como una sensación difusa de cansancio, combinada con baja energía y necesidad de dormir más y comer.   En los días que me sentía así , el tren de pensamiento era el siguiente:   “Me siento gorda” = “Nadie me debe ver” = “Estoy fea y soy inútil” 
Imagen:  Fat por Alex Ereni, Flickr

Todos estos  pensamientos matizados por “Deberías no sentirte así”, “Si fueras delgada esto no te sucedería”, y coronados por la culpa de sentirme una persona no deseable y poco productiva.  Todo esto se aliviaba por momentos dándome un gran atracón y luego resolviendo que al día siguiente me iba a poner a dieta y todo se iba a resolver.  En ese periodo esa era mi solución universal.  Me llevó muchas horas terapia y trabajo emocional encontrar que lo que había en el fondo de ese “Me siento gorda”.   Esa sensación difusa enmascaraba  muchas otras necesidades, que al negarlas y disfrazarlas de “gordura” se habían quedado ahí, depositadas, esperando satisfacción.  

Ese “Me siento gorda”cubría un abanico de sentimientos que yo había querido resolver con mi ya conocido.  “Hoy me atraco y mañana empiezo la dieta”  entre los que generalmente se encontraban:  cansancio, necesidad de soledad e introspección, tristeza, miedo y enojo.  
Cuando empecé a trabajar con cada uno de ellos me di cuenta de los mensajes tan valiosos que estos portaban.   Estas emociones me estaban alertando sobre mi lugar en la vida, me estaban diciendo:  “Ve más despacio”, “Ten cuidado”, “Este no es tu lugar”; y yo en vez de oír sus mensajes les ponía a todo la etiqueta de “gordura” e imaginaba que me sentía así por estar pasada de peso.
Es muy común que en la práctica terapéutica lleguen conmigo personas diciéndome lo mismo:  “Me siento gorda”  Han aprendido a manejar su vida emocional mediante este estado corporal al igual que yo lo hacía.  Esto no es gratuito:  la gordura se ha asociado a cualidades tales como flojo, sucio, feo, solo, asexual.  Mientras que la delgadez se le ha asociado a belleza, energía, limpieza, productividad
Es así como hemos asociado estados de ánimo positivos con delgadez e incómodos con gordura.  El peligro es que todos los estados emocionales (aun los incómodos)  nos están informando sobre nosotros mismos y sobre nuestro entorno y si no los atendemos no podemos hacer los cambios correspondientes.   Y no… por más que nos lo han vendido hasta el cansancio, no desaparecen cuando  adelgazas o cambias tu cuerpo.

Quiero aclarar aquí también que la gordura es un estado corporal válido dentro del espectro del ser humano diverso.  Lo enfermo del asunto es que nos han hecho creer que sentirse o ser así es denigrante e indeseable.  Jamás nos cacharíamos diciendo "Me siento chaparrx/castañx/altx" con el énfasis y con todo lo que engloba ese "sentirse gordx".  Por otra parte es súper denigrante para las personas de talla grande. 

Si pudieras nombrar los estados emocionales y físicos que tienes asociados a "sentirte gord@" (o delgad@) ¿Cuáles serían?  Haz una lista.  Puedes incluir el nivel de energía, grado de exposición que toleras, emoción predominante (miedo, tristeza, enojo, alegría, afecto), tipo de ropa y colores que prefieres usar, qué tipo de alimentos se te antojan.  Hacer este recuento con curiosidad y sin juicios   De esta manera más que rechazar o desear un estado, nos podemos dar una idea de qué es lo que necesitamos en el momento, que no va a ser igual todos los días.  

La naturaleza y el mundo tienen una cualidad transitoria y fluctuante, están en cambio constante, igual nuestro cuerpo y nuestras emociones.  La ilusión de que podemos estar siempre iguales o quedarnos en un peso o un estado de ánimo es irreal.   Sólo nos queda abrirnos a las posibilidades de este cambio constante y acomodarnos en lo que necesitamos cada día.








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