ATERRIZAJE.

"El Yo engorda, la consciencia se expande" (Traver, 2013)




     Al leer esta frase citada por Paco Traver (2013)  comenzó en mi un proceso de reflexión, que nada tiene que ver con lo que Traver planteaba en el texto que él escribió. Lo que a mí me llamó la atención fue el paralelismo entre "expansión" y "engordar".   Estamos en una época en donde la expansión de consciencia es "lo de hoy", hay miles de seminarios, programas de meditación, donde a todos nos invitan a expandir nuestra consciencia Nos dicen (y yo también así lo creo) que es parte de nuestra evolución como seres humanos.   

    La paradoja consiste en que, nos parece increíble expandir nuestra consciencia, pero cuando se trata de la expansión corporal ya no nos gusta tanto, aun cuando en la realidad esto está sucediendo, nuestros cuerpos están tendiendo a expandirse.  Son varios los programas que tratan de erradicar los cuerpos grandes y es donde me quiero detener a explorar.   En mi experiencia personal y mi formación (o deformación) profesional me he dado cuenta que cualquier cosa contra la que luchamos se hace cada vez más fuerte, por ahí dicen que "A lo que te resistes, persiste".  Esto se ha podido comprobar con los esfuerzos realizados en la materia en E.U.A., donde los programas anti - obesidad, lejos de tener los resultados deseados, han estimulado el surgimiento de los Trastornos de la Conducta Alimentaria a edades más tempranas. Viendo esto ¿No valdrá la pena detenernos a ver los aspectos funcionales y validos de esta expansión corporal antes de tratar de erradicarla?

    Todavía no se ha esclarecido bien a bien cuál es el origen de esta súbita expansión en nuestros cuerpos.  A pesar de que existen miles de dedos señalando hacia la industria alimentaria, hacia la publicidad, hacia los padres, hacia los aditivos químicos en los alimentos, etc.  No existen todavía pruebas contundentes o explicativas de cómo fue que ocurrió.   ¿Será lo que comemos?   Cristina Jauregui (2013) escribió un artículo en donde se preguntaba lo mismo.  La dieta de hace 30 años constaba de todos los alimentos ahora prohibidos:  en todos los hogares mexicanos se cenaba tamales, pan dulce, tacos dorados en aceite. etc.   A pesar de que la mayoría consumíamos este tipo de alimentos, que también habían consumido nuestros abuelos y bisabuelos, a nadie le preocupaba "engordar" o bien, no era considerado un problema.     Otros le echan la culpa al sedentarismo, pero no estoy tan segura que este sea el problema.  El ejercicio se descubrió como "saludable" a partir de mediados del siglo XX.  La actividad física la realizaban los jornaleros y los trabajadores.  Las personas de alta sociedad, en especial las mujeres,  se la pasaban casi todo el día sentadas:  bordando, leyendo, conversando, etc.  Si acaso salían a caminar, si es que los incómodos ropajes que llevaban les permitían algún movimiento.   De igual manera, los niños tenían un tiempo designado para salir a jugar, así que el movimiento físico estaba limitado. Se les estimulaba la actividad intelectual sobre la actividad física. Parece ser que en esta esfera social con costumbres tan poco "propicias" la angustia por el tamaño del cuerpo tampoco era muy común.

   Entonces ¿qué sucede en nuestra época en donde existen miles de mensajes sobre nutrición, donde proliferan los alimentos y menús light y dónde el movimiento físico es estimulado continuamente?

    Al parecer el tamaño y la forma de nuestro cuerpo tiene un componente genético importante y muy poco podemos hacer para controlar nuestro peso.  Sin embargo, el luchar continuamente con este hace que el cuerpo desarrolle una respuesta para cada vez almacenar mayor grasa corporal y alentar el metabolismo.   Así, entre más luchamos en contra, más estamos propiciando que se dé aquello contra lo que luchamos. 

   Por otra parte, viendo este fenómeno con curiosidad me lleva a verlo desde la teoría de la Terapia Gestalt, que postula el término de "Ajuste Creativo" que., explicado de manera sencilla señala que nos ajustarnos a un entorno de la mejor manera posible y con los recursos que tenemos disponibles en ese momento.  Visto de esta manera me parece que nuestros cuerpos están ajustándose al entorno de la mejor manera que pueden y puede ser que nuestros cuerpos vayan evolucionando a encontrar una manera funcional de hacerlo. Lo que me lleva a la siguiente pregunta:   ¿Qué nos permite hacer este estado corporal en respuesta a nuestro ambiente?   

     Susie Orbach, en su libro "Fat is a Feminist Issue" propone ejercicios para descubrir qué es lo que determinado estado corporal nos permite hacer, cómo nos protege, en qué nos ayuda.    Al aplicar estos ejercicios con varias mujeres he descubierto un aspecto en común:   La masa corporal nos (me incluyo) permite estar quietos, aterrizados, nos permite hacer contacto con nosotros mismos, nos lleva a un estado de aislamiento, de protección y de introspección.   
     Hace unos días leyendo a Bolen (2007)  conocí la Hipótesis de Gaia formulada por el científico espacial James Lovelock y la microbióloga Lynn Margullis , que propone que la Tierra está viva, y que funciona de una forma muy parecida a como lo hacen nuestros cuerpos para mantener la homeostásis.   Al leer esto, cambió mi perspectiva del suelo que he pisado durante toda mi vida y un torrente de preguntas vino a mi mente.  ¿Será que nuestro cuerpo clama por volver a la Tierra?  ¿Será que la Tierra nos llama como una madre llama a sus hijos? ¿Será que el sentirnos más pesados y llenos nos lleva a querer A - Terri - zar?   Es un hecho que cada vez nos despegamos más de la Tierra, de nuestra madre y proveedora.   Vivimos en edificios, viajamos en auto, comemos alimentos super procesados y empaquetados, sacados de anaqueles.   Hacemos ejercicio en corredoras y en escaladoras. Nadamos en albercas clorificadas y clarificadas. Nuestros niños juegan en espacios cerrados, higienizados y plastificados. 

     Bauman habla de "Modernidad Líquida" , y me parece que esa liquidez se está evaporando y volviendo etérea. Vivimos en un mundo de aire, eléctrico, de ondas viajantes por el espacio, de aire reciclado, de pantallas, de plástico y silicón.   La publicidad y el estilo de vida modernos nos lleva hacia la ligereza: nos dicen que entre menos espacio ocupemos, entre más ligeros y volátiles estemos, seremos más felices y más apreciados, así vamos rechazando nuestra solidez, nuestro peso y nuestra consistencia que es la que nos permite estar cimentados en el aquí y el ahora. 

     La Tierra sigue ahí en espera.  Se habla de las bondades de caminar descalzos en el pasto, de lo beneficios de practicar la jardinería.  De hecho se ha descubierto que bacterias contenidas en la tierra de jardín tienen propiedades calmantes e incluso ayudan al sistema inmunológico de los niños.  Necesitamos dejar que nuestros cuerpos sean sólidos y pesados. Necesitamos dejar de contar calorías, dejar de ejercitarnos en ambientes higiénicos y salir a rodar al pasto.  Nuestro cuerpo y su solidez nos recuerda que somos hijos de la Tierra  y que funcionamos de acuerdo a su ciclo. 

     ¿Cómo retornar a la Tierra?  Podemos empezar al arraigarnos, al darnos cuenta de nuestras sensaciones sin controlarlas, sin empaquetarlas y simplemente quedarnos el tiempo suficiente en ellas para aterrizarlas y ver qué nos piden  Rescatar nuestra naturaleza Terrenal, que nos habla de sensaciones crudas, de placer y de dolor; que nos permite escuchar a nuestro cuerpo cuando tiene hambre, sed, sueño, etc.   Recordarnos nuestra condición terrenal y sentir nuestra conexión con esta Tierra, a través de nuestro primer chakra  Muladhara que contiene el derecho a ocupar un cuerpo y un espacio, y con esto el merecimiento de nuestro lugar en esta Tierra.   El Kundalini propone que para despertar necesitamos empezar por ahí.  Probablemente hemos querido despertar nuestra consciencia saltándonos ese paso y nuestro cuerpo lo está pidiendo. 




Referencias bibliográficas.


Bauman, Z. (2007)  Miedo líquido.  La sociedad contemporánea y sus temores. Barcelona:  Paidós.

Bolen, J. (2007)  Mensaje urgente a las mujeres. Barcelona:  Editorial Kairós

Jauregui, C. (2013) El sobrepeso y los niños ¿Cómo vemos nuestro cuerpo ahora?  Tiempo real 
http://www.tiemporeal.mx/opinion/867-el-sobrepeso-y-los-ninos/

Orbach, S. (1998) Fat is a feminist issue and its sequel.  London:  Arrow Books .  The Random Hous e Group

Traver, F (2013)  Mente y Consciencia. Neurociencia , neurocultura. (blog)

https://pacotraver.wordpress.com/category/conciencia/  

Comentarios

Entradas populares de este blog

Me siento ... ¿gorda?

Diferencias entre Dieta y Plan Alimenticio.

EL CORAZÓN NO CONOCE DE RAZONES... Y EL ESTÓMAGO NO SABE MATEMÁTICAS