El hábito no hace al monje, pero sí se parece a sus calzones.
Si pones una búsqueda en google con la palabra "hábito"
encontrarás miles de resultados que nos dicen cómo afianzar y crear hábitos y
sobre las virtudes de estos en la alimentación, el ejercicio, los pensamientos
positivos y más, pues... ¡naahhhh! no estoy tan segura que los hábitos sean tan
virtuosos.
¿Qué es un
hábito?
Según el diccionario de la lengua
española un hábito es un "modo especial de proceder o conducirse adquirido por
repetición de actos iguales o semejantes , u originado por tendencias
instintivas" .
Dicho de otra manera, es un acto
repetido que acaba volviéndose automático, lo cual tiene muchos resultados
deseables.
ü
Se
instaura en el comportamiento de la persona de manera automática, forman parte
de la rutina.
ü
No
requiere del esfuerzo de elegir o evaluar su conveniencia, lo cual libera gran
cantidad de energía para otras tareas que sí requieren de un esfuerzo de
concentración y evaluación. Un ejemplo de esto puede ser lavarse los dientes o
bañarse todos los días.
¿Son todos
los hábitos "positivos" positivos?
El hábito se repite automáticamente
sin casi ningún esfuerzo y eso es deseable para ciertas conductas, pero ¿qué
pasa con los enaltecidos hábitos de alimentación? Se habla mucho de crear en nosotros y en los
niños el hábito de comer verduras, frutas, de no comer comida chatarra, etc.
Sin embargo, los hábitos son repetitivos automáticos e
iguales y no toman en cuenta el entorno, las necesidades, el estado emocional y
psíquico. Si tenemos el hábito de cenar
ensalada todos los días, al parecer suena muy sano, pero no lo es, porque no
estamos tomando en cuenta la cualidad cambiante de nuestro cuerpo y sus
necesidades que no son las mismas todos los días.
Si nuestra alimentación se basa en
hábitos, acabaremos negando nuestras necesidades, las cuales al no ser
satisfechas tendrán que volverse más fuertes y apremiantes. Así,
un día sin pensarlo, tiras la ensalada a la basura y te comes todo lo que hasta
ahora te has negado sintiéndote culpable por no poder ser capaz de tener
"buenos hábitos".
Los hábitos nos sirven para dar cierta
estructura y continuidad a ciertas conductas, sin embargo si se rigidizan,
perdemos el contacto con nuestras necesidades presentes y las posibilidades
actuales del entorno lo que nos resta fluidez y espontaneidad.
Los hábitos
son como los calzones
La estructura que nos dan los hábitos
se puede comparar a lo que buscamos en unos calzones (¡¿?!).... permíteme que
me explique. Queremos usar ropa interior
que nos dé apoyo y contención, pero que nos permita el libre movimiento. Cuando está muy suelta no nos proporciona soporte
y si está muy apretada nos incomoda y restringe. Estas preferencias varían de persona a
persona. Hay quien prefiere la comodidad de los guangos y grandes y otros se
sienten mejor con las tangas apretadas.
Igual sucede con los hábitos, lo que es apoyador para una persona resulta
asfixiante para otra.
Necesitamos hábitos que nos
proporcionen estructura y nos permitan automatizar ciertas tareas, pero que no
nos resten creatividad, intuición y libertad.
Claro que tendremos que invertir cierto esfuerzo en sentirnos y en ver
las posibilidades presentes en el entorno, pero tendremos mayores posibilidades
de elegir acertadamente.
Ej.
Hábitos deseables: comer
sentados, asegurarnos un horario de comida libre de distracciones, masticar con
la boca cerrada, lavarnos las manos
antes de comer. estar atento a las señales de hambre y sed.
Hábitos restrictivos: Comer ensalada todos los días, no comer pan
en la cena, no comer nada después de las 6 de la tarde, desayunar siempre
fruta, obligarse a tomar 2 litros de agua diarios.
Tú ¿qué
prefieres?, ser una criatura de hábitos
o habitar en la creación del presente.
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